Si las elecciones fueran hoy, ganaría…

“Una visión sin estrategia, es una ilusión.”

Lee Bolman

 

Ahora que tengo su atención, permítanme decirles que el trillado “si las elecciones fueran hoy…”, ¡no existe! La primera vuelta electoral en el Ecuador será el domingo 7 de febrero del 2021, y cualquier discusión alrededor de supuestos, deberá ser debatida en el campo de la cuántica, tema que, lastimosamente, ha sido tan caricaturizado en los últimos tiempos.

Si bien estamos a menos de 4 meses de la primera vuelta electoral, el camino hasta febrero de 2021 será muy duro y complejo, por lo que cualquier cosa puede variar la intención de voto, calificación de los candidatos, principales preocupaciones de los ecuatorianos o, incluso, el eje de campaña. Decisiones políticas, errores o aciertos comunicacionales, situaciones personales, fenómenos naturales o cualquier otra situación, voluntaria o involuntaria, pueden derivar en el cambio de parecer del electorado y variar el curso de los hechos pronosticados. La campaña debe ser llevada técnicamente, a través de una estrategia, pero también hay que vivirla día a día.

Esto no es nuevo, por lo que, a continuación, me permito citar dos ejemplos de nuestra política nacional, con diez años de diferencia entre ambos casos:

·       Elección presidencial de 1996: Freddy Ehlers, Rodrigo Paz, Frank Vargas, Ricardo Noboa, Juan José Castello, José Gallardo, Jacinto Velásquez, Abdalá Bucaram y Jaime Nebot, eran los nueve candidatos que participaban para reemplazar a Sixto Durán-Ballén en la Presidencia de la República. Tanto en encuestas cuanto en la opinión pública, se daba por sentado que Nebot ganaría, incluso, en una sola vuelta, dicha elección. El domingo 19 de mayo de 1996, la sorpresa fue que Nebot ganó la primera vuelta con apenas un punto de diferencia sobre  Abdalá Bucaram, y que la Presidencia se definiría en segunda vuelta. Tras el resultado, León Febres Cordero, líder socialcristiano, y en ese entonces Alcalde de Guayaquil, se pronunció diciendo que “El lumpen, prostitutas, marihuaneros y ladrones votaron por Bucaram”. El resultado de la segunda vuelta, del 7 de julio de 1996, fue la victoria de Bucaram con 54.47% frente al 45.53% obtenido por Nebot. Bucaram duraría menos de 6 meses en el poder y empezaría una etapa de profunda inestabilidad en el país, pero esa es otra historia.

 ·   Elección presidencial de 2006: En Ecuador había un descontento generalizado por la grave situación económica y social que vivió el país durante los años previos, así como la inestabilidad institucional y el descrédito de sus actores políticos. Para dicha elección, en primera vuelta hubo trece candidatos: Gilmar Gutiérrez, Jaime Damerval, Cynthia Viteri, Álvaro Noboa, Fernando Rosero, Carlos Sagnay, Luis Villacís, Luis Macas, Lenin Torres, Marco Proaño Maya, Marcelo Larrea, Rafael Correa y León Roldós. Nuevamente, al inicio de la campaña y durante cerca de siete meses, había un candidato ganador. Todos los sondeos así como los voceros de opinión pública, daban como seguro vencedor a León Roldós en binomio con Ramiro González. Sin embargo, varias de las empresas encuestadoras evidenciaron el cambio en las preferencias electorales, la estabilidad de siete meses cambió drásticamente en apenas tres, y a segunda vuelta pasaron Álvaro Noboa con el 26,83% y Rafael Correa con el 22,84%. En segunda vuelta, ganó Correa con 56,7%, trece puntos por encima de su contendor. Correa estuvo diez años en el poder pero, tras vencer dos elecciones presidenciales más (2009 y 2013), ambas en primera vuelta, pero eso, nuevamente, es otra historia.

Si bien esta no es ciencia exacta y se debe analizar caso por caso, podemos tener una idea general de cuándo una campaña se ha realizado técnicamente, frente a una en la que los amigos y familiares “bien intencionados” son quienes manejan y llevan la campaña. A manera de regla general, la diferencia entre una campaña que crece, la que se estanca, o la que decrece, está en la estrategia.

La campaña que cae en intención del voto, puede depender de varios factores, pero uno de ellos ciertamente es el sentirse vencedor antes de hora. Esto puede hacer que los candidatos y sus equipos se relajen, se dediquen a otras cosas, dejen de trabajar por consolidar su base y aumentar el universo de votantes posibles. A veces, cuando se dan cuenta, ya es muy tarde para remediar el error.

Es común ver que en los resultados de las elecciones de primera vuelta, sobre todo en aquellas en que hay un alto número de binomios en competencia, encontremos un bloque grande de candidatos que obtienen porcentajes muy bajos de votos. Esto no ocurre únicamente con aquellos candidatos sin identidad, es decir, aquellos “no conocidos”, sino que también puede pasar con personajes con experiencia e identidad pública. Ocurrió con el expresidente Osvaldo Hurtado, quien participó en la elección de 2002, en la que, de once candidaturas, quedó en el puesto 10, con el 1.07% de los votos. En este bloque, es común escuchar a los candidatos y sus equipos expresiones tales como: “Somos la opción” o, “La gente votará por nuestra honestidad” o, “Somos los únicos nuevos y no políticos”. Aquí lo importante es entender qué cree el votante del candidato y sus propuestas, y no qué cree el candidato de sí mismo y de lo que él supone debería hacer el votante.

Pueden existir casos excepcionales, pero lo natural es que una campaña ganadora o aquella que está en pelea por la victoria, tengan una estrategia basada en un diagnóstico, investigación y evaluación permanentes. Con estos elementos se construye un plan estratégico, que está en constante revisión y evaluación para evidenciar así su avance y efectividad.

La estrategia, es un documento técnicamente elaborado que persigue objetivos, plantea metas, propone un conjunto de tácticas y analiza el contexto general del país, de la campaña, tanto en lo que tiene que ver con el candidato, así como con los contrincantes, pero entendiendo siempre el contexto y coyuntura y lo que opina, espera y aspira el elector. Con esto se construye, entre otros aspectos, el eje de la campaña y los mensajes a posicionarse, pero de esto, podremos hablar en otro artículo.  

Estaremos a la espera del avance de las campañas y la vocería de sus candidaturas, para entender quienes tienen una estrategia y, consecuentemente, mayores opciones, y aquellos que centren sus tácticas únicamente en atacar a sus enemigos pretendiendo polarizar el discurso entre anti y pro, y, no hablen, escuchen y propongan lo que los votantes necesitan en este momento. El 07 de febrero y, el 11 de abril de 2021, fechas en las que se llevaran a cabo la primera y segunda vuelta electoral, respectivamente, podremos evidenciar lo planteado aquí. 

 

Arturo Ruiz G.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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